El último libro que he devorado en menos de dos semanas ha sido un clásico universal, el cual llevaba años queriendo leer, pero que nunca me animaba a ello. Ahora me arrepiento de no haberlo leído antes, pues se ha convertido en uno de mis libros favoritos del mundo mundial. El libro en cuestión es "El Principito".
Te hace reflexionar, te hace pensar, pero también te evade, te transporta a otros mundos, a otros planetas. Acabas sumergiéndote en los mundos que cuenta el Principito... La manera en la que está escrita, al menos a mí, me ha hecho sentir en mi propia piel muchas sensaciones que pocos libros me han hecho sentir. Y el final... Bueno, supongo que sólo se entiende cuando te lo has leído, así que es tontería que intente explicarlo, ya que probablemente no haga justicia ninguna a la realidad, y acabe siendo un intento burdo y malo. Es por ello que, de verdad, os animo totalmente a leerlo; es cortito, fácil de leer, comprensible y entretenido, además está lleno de decenas de bocetos que va plasmando el protagonista.
Para abrir boca, os dejo un trocito del libro, concretamente el primer capítulo. Fue un capítulo con el que me identifiqué muchísimo, y que me picó enormemente para seguir con él. Sin más, espero que lo disfrutéis...
"Cuando yo tenía seis años vi en un libro sobre la selva
virgen que se titulaba "Historias vividas", una magnífica lámina.
Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera. En el libro se
afirmaba: "La serpiente boa se traga su presa entera, sin masticarla.
Luego ya no puede moverse y duerme durante los seis meses que dura su
digestión". Reflexioné mucho en ese momento sobre las aventuras de la
jungla y a mi vez logré trazar con un lápiz de colores mi primer dibujo. Mi
dibujo número 1 era de esta manera:
Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les pregunté
si mi dibujo les daba miedo. —¿por qué habría de asustar un sombrero?— me
respondieron. Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente
boa que digiere un elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a
fin de que las personas mayores pudieran comprender. Siempre estas personas
tienen necesidad de explicaciones. Mi dibujo número 2 era así:
Las personas mayores me aconsejaron abandonar el dibujo de
serpientes boas, ya fueran abiertas o cerradas, y poner más interés en la
geografía, la historia, el cálculo y la gramática. De esta manera a la edad de
seis años abandoné una magnífica carrera de pintor. Había quedado desilusionado
por el fracaso de mis dibujos número 1 y número 2. Las personas mayores nunca
pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que
darles una y otra vez explicaciones. Tuve, pues, que elegir otro oficio y
aprendía pilotear aviones. He volado un poco por todo el mundo y la geografía,
en efecto, me ha servido de mucho; al primer vistazo podía distinguir
perfectamente la China de Arizona. Esto es muy útil, sobre todo si se pierde
uno durante la noche. 2 A lo largo de mi vida he tenido multitud de contactos
con multitud de gente seria. Viví mucho con personas mayores y las he conocido
muy de cerca; pero esto no ha mejorado demasiado mi opinión sobre ellas. Cuando
me he encontrado con alguien que me parecía un poco lúcido, lo he sometido a la
experiencia de mi dibujo número 1 que he conservado siempre. Quería saber si
verdaderamente era un ser comprensivo. E invariablemente me contestaban
siempre: "Es un sombrero". Me abstenía de hablarles de la serpiente
boa, de la selva virgen y de las estrellas. Poniéndome a su altura, les hablaba
del bridge, del golf, de política y de corbatas. Y mi interlocutor se quedaba
muy contento de conocer a un hombre tan razonable."
Este libro llegó a mis manos con 16 años. Fue mi primer libro y me lo regaló un lector empedernido convencido que su lectura me marcaría para siempre. Así fue. Hay pocos cuentos para adultos y este es uno de ellos. Es un libro que me hizo reflexionar sobre las cosas que son realmente importantes en la vida y sobre todo, ha sido el libro que me enganchó al magico mundo de la lectura. Con el Principito, pude a esa edad, entender y entenderme. Yo ya con apenas 16 años sentía una extraña desazón en mi interior que me hacía advertir que me costaría encajar en aquel absurdo mundo. Cuando lo leí, creo que de forma inscosciente o nó, quien sabe, decidí seguir a mi corazón en adelante, y encarar la vida con la misma sencillez que lo hace un niño. Y es que ahora ya sabes Eva, que lo esencial, sólo se ve con el corazón!! Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese... es mi vida y así soy yo.
ResponderEliminarBienvenida al asteroide B-612, un lugar destinado sólo a unos pocos.
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