viernes, 27 de noviembre de 2015

Ironías de la vida

A veces, en los peores momentos, es cuando te das cuenta de que algo te está rompiendo de dentro hacia fuera. Quizá hasta ese momento no eres consciente; quizá hasta ese momento no eres capaz de pararte a pensar que ese algo está ahí; o quizá simplemente llevas semanas cerrando los ojos, ignorándolo adrede, porque sabes que si le haces caso, acabarás muriendo de dolor. 

Es en esos momento cuando te das cuenta de que ese algo existe, que tienes que hacer algo con ello, pero... También es entonces cuando tu fuerza ha dejado de acompañarte. Momentos de debilidad, en los que tienes que demostrar una entereza que no tienes. Necesitas valor para levantar aquello que se ha caído, necesitas valor para levantarte a ti mismo. Pero es irónico que necesites todo eso cuando más débil eres. Justo cuando más lo necesitas, no está. 

Dicen que el tiempo todo lo cura, que la distancia ayuda a olvidar, y que no hay mal que por bien no venga. Un amplio refranero popular, que no sé si tendrá razón o no, pero el que no se consuela, es porque no quiere. Y yo ahora necesito el consuelo de que todo esto será verdad. ¿Será de cobardes agarrarse a la incertidumbre y la esperanza? No lo sé, pero la verdad, me da igual. 

jueves, 19 de noviembre de 2015

El Despertar

"Resultó algo atroz. Tenía la sensación de que me habían practicado una gran abertura en el pecho a través de la cual me habían extirpado los principales órganos vitales y me habían dejado allí, rajada, con los profundos cortes sin curar y sangrando y palpitando a pesar del tiempo transcurrido. Racionalmente, sabía que mis pulmones tenían que estar intactos, ya que jadeaba en busca de aire y la cabeza me daba vueltas como si todos esos esfuerzos no sirvieran para nada. Mi corazón también debía seguir latiendo, aunque no podía oír el sonido de mi pulso en los oídos e imaginaba mis manos azules del frío que sentía. Me acurrucaba y me abrazaba las costillas para sujetármelas. Luché por recuperar el aturdimiento, la negación, pero me eludía.

Y sin embargo, me di cuenta de que iba a sobrevivir. Estaba alerta, sentía el sufrimiento, aquel vacío doloroso que irradiaba de mi pecho y enviaba incontrolables flujos de angustia hacia la cabeza y las extremidades. Pero podía soportarlo. Podría vivir con él. No me parecía que el dolor se hubiera debilitado con el transcurso del tiempo, sino que, por el contrario, más bien era yo quien me había fortalecido lo suficiente para soportarlo."


Fragmento del capítulo "El Despertar", de la novela Luna Nueva (Saga Crepúsculo)

lunes, 2 de noviembre de 2015

Cita de "La Ladrona de Libros"

"Y sin embargo, estoy segura de que le habría encantado ver los horribles escombros y la hinchazón del cielo la noche en qué murió. Si hubiera podido ver arrodillada a la ladrona de libros junto a su cuerpo diezmado, habría gritado de alegría y girado sobre sí mismo y sonreído. Le habría encantado contemplarla besándole los polvorientos labios devastados por las bombas. 
Sí, lo sé. 
En la profunda oscuridad de mi corazón de siniestros latidos, lo sé. Le habría gustado, sin duda. 
¿Lo ves? 
Hasta la muerte tiene corazón."








La Ladrona de Libros, 
Quinta Parte: El Libro Flotante (Parte I).
Por Markus Zesak.



Nunca había leído un libro en el que el narrador fuera la Muerte. Sin duda, cuando lo leí hace ya más de 3 años, me dejó sin palabras. De los mejores libros que he leído, ambientados en la II Guerra Mundial, sencillamente.